La sexualidad humana, aunque es potencialmente un bien natural, implica hábitos, comportamientos, actitudes y, significados aprendidos, que tienen que ver con la historia personal de cada uno. La sexualidad puede – y debe – ser una fuente de placer. Lamentablemente, cuando se presentan disfunciones, se transforma en origen de conflictos, de intensas pesadumbres, de obstáculos en la comunicación, de profunda infelicidad.
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